AQUI ENCONTRARAS LA LITURGIA DE CADA DOMINGO

XVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 19 de Agosto 2007


 PRIMERA LECTURA

                   Lectura del libro del profeta Jeremías
                                    (38, 4-6. 8-10)


Durante el sitio de Jerusalén, los jefes que tenían prisionero a Jeremías dijeron al rey: “Hay que matar a este hombre, porque las cosas que dice desmoralizan a los guerreros que quedan en esta ciudad y a todo el pueblo. Es evidente que no busca el bienestar del pueblo, sino su perdición”.
Respondió el rey Sedecías: “Lo tienen ya en sus manos y el rey no puede nada contra ustedes”. Entonces ellos tomaron a Jeremías y, descolgándolo con cuerdas, lo echaron en el pozo del príncipe Melquías, situado en el patio de la prisión. En el pozo no había agua, sino lodo, y Jeremías quedó hundido en el lodo.
Ebed-Mélek, el etíope, oficial de palacio, fue a ver al rey y le dijo: “Señor, está mal hecho lo que estos hombres hicieron con Jeremías, arrojándolo al pozo, donde va a morir de hambre”.
Entonces el rey ordenó a Ebed-Mélek: “Toma treinta hombres contigo y saca del pozo a Jeremías, antes de que muera”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo 39
                     Señor, date prisa en ayudarme.

Esperé en el Señor con gran confianza; él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias.

Señor, date prisa en ayudarme.
 
Del charco cenagoso y la fosa mortal me puso a salvo; puso firmes mis pies sobre la roca y aseguró mis pasos.

Señor, date prisa en ayudarme.

El me puso en la boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. Muchos se conmovieron al ver esto y confiaron también en el Señor.

Señor, date prisa en ayudarme.

A mí, tu siervo, pobre y desdichado, no me dejes, Señor, en el olvido. Tú eres quien me ayuda y quien me salva; no te tardes,
Dios mío.
 
Señor, date prisa en ayudarme.
Segunda Lectura

Lectura de la carta a los hebreos (12, 1-4)

Hermanos: Rodeados, como estamos, por la multitud de antepasados nuestros, que dieron prueba de su fe, dejemos todo lo que nos estorba; librémonos del pecado que nos ata, para correr con perseverancia la carrera que tenemos por delante, fija la mirada en Jesús, autor y consumador de nuestra fe. El, en vista del gozo que se le proponía, aceptó la cruz, sin temer su ignominia, y por eso está sentado a la derecha del trono de Dios.

Mediten, pues, en el ejemplo de aquel que quiso sufrir tanta oposición de parte de los pecadores, y no se cansen ni pierdan el ánimo, porque todavía no han llegado a derramar su sangre en la lucha contra el pecado.
Palabra de Dios.
Aeluya 
Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen.
Aeluya 

Evangelio
Lectura del santo Evangelio
 según san Lucas (12, 49-53)


Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “He venido a traer fuego a la tierra iY cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo ¡y cómo me angustio mientras llega!
¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Palabra del Señor.

 

"Queridos jóvenes, sólo Jesús conoce vuestro corazón, vuestros deseos más profundos. Sólo Él, que os ha amado hasta la muerte, (cfr Jn 13,1), es capaz de colmar vuestras aspiraciones. Sus palabras son palabras de vida eterna, palabras que dan sentido a la vida. Nadie fuera de Cristo podrá daros la verdadera felicidad"
Juan PabloII
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